HISTORIA


El ayuntamiento cuenta con gran cantidad de necrópolis con túmulos megalíticos (mámoas o medoñas, antas, dólmenes), como es el caso del dolmen de Mazoi en Pousada (años 4.000-2.500 a.C. aprox.), mientras que en la parroquia de Lagoa aparecieron nada menos que 120 machados prehistóricos de la Edad del Bronce (2.000-1.000 a.C). También hay documentados más de 20 poblados castreños y galaico-romanos en todo el ayuntamiento, testigo de un importante período histórico de asentamiento en esta zona, que comprende desde el siglo VIII a.C. hasta el V d.C., destacando los castros de Fonmiñá, Piñeiro o Saa, este último uno de los más grandes y representativos de toda la comarca. De la etapa romana es la estela del Castro das Croas (Reigosa), monumento funerario datado entre los siglos I-III d.C. y encontrado en este castro junto con otros vestigios galaico-romanos.


Una de las épocas más relevantes de este ayuntamiento se circunscribe a la actual parroquia de Bretoña.

Son varios los historiadores que sitúan aquí lo que fue el Monasterio Máximo de la Diócesis Bretona de Galicia, siendo la primera diócesis cristiana de España de la que existen referencias documentales, y que estaría situada en el lugar que actualmente ocupa la iglesia de Santa María de Bretoña. El Parochiale Suevum (siglo VI d.C.) es el documento más antiguo que habla de esta primitiva y misteriosa diócesis, dándonos noticias también de difeentes obispos de Britonia como Mailoc (o Maheloc), Metopio, Sona o Bela, entre otros.

El contexto histórico, político-religioso de la emigración bretona a Galicia y de su organización eclesiástica es muy complejo. En el año 409 los suevos entran en la Península Ibérica y se asientan en Galicia en el año 417. La población hispanorromana, católica, y los nuevos invasores deben convivir aunque la situación no sea fácil, de hecho, en el año 431 el obispo Idacio de Chaves parte a las Galias para solicitar la ayuda de Aecio, ayuda que no se concede, y hasta el año 438 no hay paz entre los dos grupos de población. Al mismo tiempo, hay que considerar la situación a nivel peninsular de enemistad entre el reino suevo católico y el reino visigodo arriano; en esta lucha estarían involucrados los miembros de la iglesia bretona gallega.

Hacia el año 559 los suevos, por influjo de San Martín de Dumio, padre de la iglesia sueva, se convierten al catolicismo; pero entre el año 469 y la conversión de los suevos no hay un conocimiento profundo de la situación de la iglesia en Galicia, siendo precisamente en estas fechas cuando la iglesia bretona se instala en estas tierras, entre el norte de la provincia de Lugo y el occidente asturiano.


En el siglo VIII d.C. la invasión musulmana penetra hacia el norte y llega a Bretoña, destruyéndola; será el hijo de Muza, Abd-el-Aziz, en el año 716 d.C. Con posterioridad a la invasión musulmana, el actual territorio de A Pastoriza fue propiedad de aforada del obispo de Mondoñedo, Meira y Lourenzá. Las sedes de Oviedo y Mondoñedo fueron las herederas materiales de la cristiandad de Bretoña, pasando a Mondoñedo la titularidad de la sede Britonense.


La documentación relativa a Pastoriza y a Bretoña durante la Edad Media es muy escasa, destacando dos documentos; el primero es del año 1.388 d.C. en relación a la visita del obispo de Mondoñedo, y aporta datos sobre la villa a finales del siglo XIV d.C, el segundo documento hace referencia a la visita realizada en el año 1.456 d.C. por los administradores nombrados por el cabildo de Mondoñedo.

Gracias a documentos de este tipo conocemos la toponimia de la época, los cultivos, la economía la sociedad y el gobierno de la diócesis de Mondoñedo; y en este caso, de Bretoña, como su densidad demográfica, 130 feligreses, que cultivaban 32 caseríos, que estaban aforados a los habitantes por el obispo de Mondoñedo, jefe espiritual y temporal; cultivaba el bretoniense en el siglo XIV pan de centeno, maíz, habas y lino, además de dedicarse a la ganadería y al trabajo de dos molinos, el de Portela y el de Naseiro.

En la actualidad, el ayuntamiento de A Pastoriza está recuperando el gran patrimonio histórico y cultural para poner en valor su pasado. Iniciativas como el Centro de Interpretación de Bretoña o las intervenciones arqueológicas en el Castro de Saa son un buen ejemplo.

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